Me consta que aún hay muchas personas que no saben qué es “mindfulness”, sin embargo, ya quedan muy poquitas que no hayan oído mencionar la palabra en alguna ocasión. Y sucede que todos se acercan con muchísima expectación, con la curiosidad que nace cuando otros a tu alrededor empiezan a hablar de algo, a comentarlo, a divagar, cuando parece que algo es lo ultimísimo y nos lo estamos perdiendo… pero, sobre todo, con la atracción que en las personas crean los términos nuevos, extranjeros, grandísonos… para, al final, descubrir que “mindfulness”, no tiene tanto de nuevo.
Mindfulness ha sido la mejor manera de hacer llegar a occidente la práctica de la MEDITACIÓN, de la mano de su creador Jon Kabat-Zinn, quien desarrolló el Programa de Reducción del Estrés basado en la Atención Plena (MBSR: MindfulnessBased Stress Reduction) (Kabat-Zinn, 1990, 2003, 2007), y que se ha convertido en una técnica aliada de las psicoterapias de tercera generación, más enfocadas en la aceptación que en el cambio.
Lo que actualmente conocemos por Mindfulness es, en realidad, una práctica de meditación que cuenta con más de 2500 años de antigüedad, y que fue transmitida por Shiddartha Gautama Sakyamuni, el Buda histórico, en su búsqueda por acabar con el sufrimiento del ser humano. Tras pasar largo tiempo en soledad y ayuno, y meditando para intentar comprender la naturaleza de la mente humana, llegó a la conclusión de que las principales causas del sufrimiento eran el apego y la no-aceptación de la realidad tal cual es, y propuso la práctica de la “Atención Plena” (significado del anglicismo “Mindfulness”) como pilar fundamental en el camino hacia la liberación del sufrimiento.
Por tanto, vendría a ser el mismo perro con otro collar. Algo de toda la vida al que se le ha hecho un lavado de cara, se le ha puesto un nombre muy comercial y se le ha lanzado con una buena campaña de marketing.
No obstante, y una vez desenmascarada la no-novedad del fenómeno, quiero gritar que bendito perro, bendito nombre y bendito marketing. Gracias a todo ello, y a la difusión de profesionales como el citado Jon Kabat-Zinn en EE.UU o Vicente Simón en España, la práctica y los beneficios de la meditación están llegando hoy día a muchas personas. Estamos hablando de una técnica absolutamente avalada por la comunidad científica, con multitud de estudios que demuestran su eficacia y, por tanto, su práctica es recomendada en muchas guías médicas.
Cito algunos ejemplos de estudios que se han realizado acerca de las redes neuronales involucradas en la actividad de la meditación, y en los cambios neurobiológicos que la práctica continuada de Mindfulness puede producir en nuestros cerebros, entre ellos:
– La meditación parece prevenir la pérdida de volumen que se da en la sustancia gris cerebral con la edad. Este efecto fue más prominente en el putamen, núcleo implicado en la atención (Pagnoni y Cekic, 2007).
– Mayor incremento en la activación cerebral izquierda en áreas cerebrales anteriores y medias, un patrón de laterización que se asocia a una disposición afectiva positiva (Davidson et al., 2003).
– La práctica de Mindfulness incrementa la actividad neural en el área anterior del hemisferio izquierdo, asociada a emociones positivas, así como los niveles de anticuerpos producidos por una vacuna contra el catarro (Davidson et al., 2003).
– Jacobs et al. (2011) demostraron que, tras una práctica intensiva de meditación, se incrementaba la actividad de la enzima telomerasa en células mononucleares (componentes del sistema inmune) de sangre periférica. La telomerasa reconstruye y alarga los telómeros celulares y su actividad correlaciona negativamente con el estrés.
– Brand et al. (2012) han hallado que meditadores expertos presentan decremento en los niveles de cortisol matutinos.
Y ahora la gran pregunta: ¿qué es meditar? Meditar no es dejar la mente en blanco, lo cual es bien complicado, sino conseguir focalizar tu atención en lo que tú quieres, impidiendo así que sea tu mente la que te lleve por donde ella quiere. Meditar es hacerse con el control real de tu cabeza, entrenar el músculo del cerebro, hacerse más fuerte psicológicamente, y, sobre todo, alcanzar tranquilidad.
Si quieres aprender un poco más sobre esta técnica, sigue en el artículo titulado “Mindfulness aplicado al día a día”.
Bibliografía:
Brand, S., Holsboer-Trachsler, E., Naranjo, J. R., & Schmidt, S. (2012). Influence of mindfulness practice on cortisol and sleep in long-term and short-term meditators. Neuropsychobiology, 65(3), 109-118
Davidson, R. J., Kabat-Zinn, J., Schumacher, J., Rosenkranz, M., Muller, D., Santorelli, S. F., … & Sheridan, J. F. (2003). Alterations in brain and immune function produced by mindfulness meditation. Psychosomatic medicine, 65(4), 564-570
Jacobs, T. L., Shaver, P. R., Epel, E. S., Zanesco, A. P., Aichele, S. R., Bridwell, D. A., … & Kemeny, M. E. (2013). Self-reported mindfulness and cortisol during a Shamatha meditation retreat. Health Psychology, 32(10), 1104
Kabat‐Zinn, J. (2003). Mindfulness‐based interventions in context: past, present, and future. Clinical psychology: Science and practice, 10(2), 144-156
Pagnoni, G., Cekic, M., & Guo, Y. (2008). “Thinking about not-thinking”: neural correlates of conceptual processing during Zen meditation. PLoS One, 3(9), e3083
Muy interesante. Me has aclarado muchas dudas con respecto al Mindfulness
Hola!! No encuentro el artículo Mindfulness aplicado al día a día!!
¡Muchas gracias por comentar! El artículo ha sido ya publicado y puede leerlo en este enlace: https://psicologasmallorca.com/mindfulness-aplicado-al-dia-a-dia/
Un saludo cordial.