La pretensión de estos talleres es dotar de herramientas a los jóvenes para la prevención del consumo de drogas a través de la educación emocional. Existe evidencia ampliamente contrastada en numerosos estudios sobre la relación entre el déficit de habilidades emocionales de una persona (falta de autocontrol, empatía, baja tolerancia a la frustración o al malestar emocional, impulsividad…) y su necesidad de consumir drogas.
El juego y la actividad lúdica es una manera de relacionarnos y conocernos mejor, interiorizando inconscientemente conceptos y destrezas que les serán muy útiles en su relación con los demás y en la toma de decisiones responsables.